Cuento – Amado Nervo

Biografía:

     Fue un escrito mexicano. Nació el 27 de agosto de 1870 en Tepic, Nayarit y murió, a la edad de 48 años, en Montevideo el 24 de mayo de 1919.
    Escribió cuentos, libros de viaje, ensayos y, sobre todo, poesías reunidas en el libro: El éxodo y las flores del camino (1902). Su primera obra fue El bachiller (1895), una novela de rasgos naturalistas. Ya sus primeros libros de poemas: Perlas negras y Místicas (1898), aparecen características modernistas. Es en esta época que funda la Revista Moderna. Pasó por muchas dificultades financieras hasta que ingresa al Cuerpo diplomático de su país, siendo embajador en Madrid (España) y en Montevideo, en esta última ciudad muere el año 1919.

El obstáculo

(Minicuento - texto completo)

Amado

Por el sendero misterioso, recamado en sus bordes de exquisitas plantas en flor y alumbrado blandamente por los fulgores de la tarde, iba ella, vestida de verde pálido, verde caña, con suaves reflejos de plata, que sentaba incomparablemente a su delicada y extraña belleza rubia.
Volvió los ojos, me miró larga y hondamente y me hizo con la diestra signo de que la siguiera.
Eché a andar con paso anhelado; pero de entre los árboles de un soto espeso surgió un hombre joven, de facciones duras, de ojos acerados, de labios imperiosos.
– No pasarás – me dijo, y puesto en medio del sendero abrió los brazos en cruz.
– Sí pasaré – respondile resueltamente y avancé; pero al llegar a él vi que permanecía inmóvil y torvo.
– ¡Abre camino! – exclamé.
No – respondió.
Entonces, impaciente, le empujé con fuerza. No se movió.
Lleno de cólera al pensar que la Amada se alejaba, agachando la cabeza embestí a aquel hombre con vigor acrecido por la desesperación; mas él se puso en guardia y, con un golpe certero, me echó a rodar a tres metros de distancia.
Me levanté maltrecho y con más furia aún volví al ataque dos, tres, cuatro veces; pero el hombre aquel, cuya apariencia no era de Hércules, pero cuya fuerza sí era brutal, arrojome siempre por tierra, hasta que al fin, molido, deshecho, no pude levantarme.
¡Ella, en tanto, se perdía para siempre!
Aquella mirada reanimó mi esfuerzo e intenté aún agredir a aquel hombre obstinado e impasible, de ojos de acero; pero él me miró a su vez de tal suerte, que me sentí desarmado e impotente.
Entonces una voz interior me dijo:
– ¡Todo es inútil; nunca podrás vencerle!
Y comprendí que aquel hombre era mi Destino.

                                                                   FIN
                                                                                       
[Amado Nervo: Cuentos misteriosos]

¿Español o castellano?

      Las dos maneras son válidas. Se llama castellano porque la lengua surge en el condado de Castilla, aproximadamente el siglo IX d.C. Y cuando Nebrija publica su Gramática (1492), la primera de la lengua castellana y también la primera de las lenguas románicas, termina consolidando esta lengua, poniéndola al mismo nivel de las lenguas clásicas (latín y griego), consideradas, en aquel entonces, como lenguas eruditas. Y este nombre, “castellano o lengua castellana”, se mantuvo así hasta las primeras décadas del siglo XX. A mediados de la segunda década de este mismo siglo, en España y por cuestiones políticas, empezó a llamársela, también, de “español”; pero en América, hasta los días de hoy, se mantiene el nombre “castellano”.
      El Diccionario panhispánico de dudas dice:

español

 

      El Diccionario panhispánico de dudas tiene razón hasta el primer punto seguido. Después, se nota su carácter político. A ver, en una cosa sí estamos todos de acuerdo: el español o castellano se rige por el uso y no por la autoridad, entonces se debe tener en cuenta que en América hispana se da preferencia al nombre “castellano”, y si el uso es el que rige la lengua, no debería descartarse ese nombre simplemente por cuestiones políticas, al final de cuentas, la mayoría de nativos está en América. Ahora, es verdad que internacionalmente se la conoce como “español”. Y ya que unos la llaman de castellano y, otros, de español, pues que se mantengan las dos formas. ¿Quién está correcto? Pues ambos, tanto los unos como los otros. Las dos maneras son válidas: ESPAÑOL y CASTELLANO.

Poemas de Mario Benedetti

Mario Benedetti

      Nació en Paso de los Toros, Uruguay, en 1920. Narrador, poeta, dramaturgo y crítico literario. Su fuerte compromiso político y social, la sensibilidad que mostraba al tratar los temas y la sencillez de su estilo, accesible para todos los públicos, contribuyeron en gran medida a que fuera muy querido. Antes de dedicarse a la literatura, Benedetti se ganó la vida como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Su producción literaria cuenta con más de 80 libros, que han sido traducidos a más de 20 idiomas. Murió en Montevideo en el 2009.

USTEDES Y NOSOTROS

Ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial
nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual
 
ustedes cuando aman
calculan interés
y cuando se desaman
calculan otra vez
nosotros cuando amamos
es como renacer
y si nos desamamos
no la pasamos bien
 
ustedes cuando aman
son de otra magnitud
hay fotos chismes prensa
y el amor es un boom
nosotros cuando amamos
es un amor común
tan simple y tan sabroso
como tener salud
 
ustedes cuando aman
consultan el reloj
porque el tiempo que pierden
vale medio millón
nosotros cuando amamos
sin prisa y con fervor
gozamos y nos sale
barata la función
ustedes cuando aman
al analista van
él es quien dictamina
si lo hacen bien o mal
nosotros cuando amamos
sin tanta cortedad
el subconsciente piola
se pone a disfrutar
ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial
nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual.

[Mario Benedetti: El amor, la mujeres y la vida]

Cuentos de Mario Benedetti

Mario Benedetti

Biografía:     
          Fue hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia. Residió en Paso de los Toros junto a su familia durante los primeros dos años de su vida. La familia luego se trasladó a Tacuarembó por asuntos de negocios y más tarde se trasladaron a Montevideo. Alternó su estudio primario entre el Colegio Alemán de Montevideo y el Liceo Miranda. Por problemas económicos deja inconcluso su estudio secundario para continuar de manera libre. Desde los catorce años trabajó en una empresa de repuestos para automóviles.
           Su larga trayectoria comenzó en 1945, fundando el semanario “Marcha” y colaborando a lo largo de esos años en multitud de publicaciones. Desde 1971 se integró activamente en la coalición de izquierdas de su país “Frente Amplio”. Tras el golpe de Estado de 1973 abandonó su cargo en la universidad y ese compromiso político en su tierra natal lo llevó al exilio, primero a Buenos Aires y posteriormente a España durante diez años. En 1983 vuelve a Uruguay y se reencuentra con su esposa, que se vio obligada a permanecer todos esos años cuidando a las madres de ambos.
         Ha sido galardonado en multitud de ocasiones y en diversos países, entre los que se destacan el Premio Reina Sofía de Poesía en 1999 y en 2005 el Premio Internacional Menéndez Pelayo. En el año 1997 fue nombrado Doctor Honoris causa por la Universidad de Alicante.
        Fue un destacado poeta, novelista, dramaturgo, cuentista y crítico, y, junto con Juan Carlos Onetti, la figura más relevante de la literatura uruguaya de la segunda mitad del siglo XX.
       En sus últimos diez años, debido al asma y por recomendación médica, el escritor alternaba su residencia en España y en Uruguay, tratando de evitar el frío, pero al agravarse su estado de salud permaneció en Montevideo. El día 17 de mayo de 2009, Benedetti muere en su casa de Montevideo, a los 88 años de edad. 

EL HOMBRE QUE APRENDIÓ A LADRAR
[Minicuento - texto completo]

Sem Título 1

    Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se autoflagelaba con humor: “La verdad es que ladro por no llorar”. Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación.
       ¿Cómo amar entonces sin comunicarse?
       Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.

FIN

SU AMOR NO ERA SENCILLO
[Minicuento - texto completo]

    Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era solo por eso que fornicaban en los umbrales.

FIN

SÍNDROME

Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.

vejez

FIN
[Mario Benedetti: Inventario I ]

Cuentos de Augusto Monterroso

                                                      Augusto Monterroso 

Biografía:
        Escritor guatemalteco de origen hondureño, Augusto Monterroso abandonó la escuela a los once años, teniendo desde entonces una formación autodidacta.  En 1936, su familia se asentó en Guatemala y allí comenzaría a publicar en la revista Acento y el periódico El Imparcial, siendo cofundador del periódico El Espectador
         Activista contra la dictadura del momento, Monterroso fue detenido, tras lo que se exilió a México, donde se relacionó con la intelectualidad de la época. Más tarde fue nombrado cónsul de Guatemala en La Paz (Bolivia), y de allí, marchó a Chile, para después regresar a México, en donde dirigió el Taller de Cuento de la Dirección General de Difusión de la Cultura, integrado en la Universidad nacional Autónoma de México y posteriormente el taller de Narrativa del Instituto Nacional de Bellas Artes. 
        La producción literaria de Monterroso  fue dirigida casi por completo al cuento y el relato corto, aunque también publicó varios ensayos. Es considerado el autor del minicuento más famoso de la literatura: El dinosaurio.
        Su obra obtuvo numerosos premios como el Xavier Villlaurrutia de 1975, el Juan Rulfo en 1996 o el Príncipe de Asturias de las Letras en el año 2000, entre otros.

El ECLIPSE
 [Cuento – Texto completo]

 

Calendario

   Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
   Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
   Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
   Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
   Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

FIN
[Augusto Monterroso: Cuentos]

LA VIDA EN COMÚN
[Minicuento - texto completo]

Alguien que a toda hora se queja con amargura de tener que soportar su cruz (esposo, esposa, padre, madre, abuelo, abuela, tío, tía, hermano, hermana, hijo, hija, padrastro, madrastra, hijastro, hijastra, suegro, suegra, yerno, nuera) es a la vez la cruz del otro, que amargamente se queja de tener que sobrellevar a toda hora la cruz (nuera, yerno, suegra, suegro, hijastra, hijastro, madrastra, padrastro, hija, hijo, hermana, hermano, tía, tío, abuela, abuelo, madre, padre, esposa, esposo) que le ha tocado cargar en esta vida, y así, de cada quien según su capacidad y a cada quien según sus necesidades.

FIN
  [Augusto Monterroso: Cuentos]

EL ESPEJO QUE NO PODÍA DORMIR
[Fábula – texto completo]

            Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico.

                            FIN                              
 [Augusto Monterroso: La oveja Negra y demás fábulas]

LA OVEJA NEGRA
[Fábula – texto completo]

      En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
      Fue fusilada.
      Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
      Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

                     FIN                         
 [Augusto Monterroso: La oveja Negra y demás fábulas]